domingo, 7 de octubre de 2012

pedaleando sueños…

Dislocada,
en la sórdida calle quedó la bicicleta.
Con un giro huérfano la rueda,
la cadena roncando de impotencia,
denunciando en su círculo concéntrico:
-aquí alguien pedaleaba un sueño
y fue sorprendido en plena cuesta-.
Aquel Falcon
se mandó de golpe,  histérico de frenos.
De  su entraña, las sombras  emergieron
y siniestras, sin tiempo para asombros,
traicioneras, se hicieron con la presa.
El derrape violento por la esquina
y de testigo quedó  la bicicleta.
Alguien  vio todo
y quedó descadenado lo mismo que ella
Girarrayos en el pecho, el corazón,
honda huella, la conciencia y el dolor,
implacables fundando la memoria
donde habitan todavía las ausencias
desmontadas de tantas bicicletas.
En Rosario,
rompieron su silencio, su miedo, las paredes,
la mordaza, de cal o de pintura
por las calles aquellas ciegas, mudas,
donde hoy lucha por la justicia el pueblo
aquel “alguien”,  estampa bicicletas,
y nombra a todos los caídos su silueta.
Alguien pedalea nuevamente un sueño,
tratando de subir una vez más, la cuesta.
Imagen: Ojo Digital

No hay comentarios:

Publicar un comentario