sábado, 29 de marzo de 2014

en palabras y en silencio...


Y juro:
Que he de hacer un pañuelo de pestañas,
donde grabar poemas a tus ojos,
y escribir una frase
más dulce que la miel y que los besos:
“¡Que Palestina era… Y sigue siendo!”
Palestina de ojos y tatuajes.
Palestina de nombre.
Palestina de sueños y de penas.
Palestina de pies, de cuerpo y de pañuelo.
Palestina en palabras y en silencio.
Palestina de voz.
Palestina de muerte y nacimiento.
Te llevé, como fuego de mis versos,
En mis viejas carpetas.
Te llevé de alimento en mis viajes.
Y te llamé gritando por los valles.


miércoles, 26 de marzo de 2014

allá en el sur del alma…


Están en algún sitio / concertados
desconcertados / sordos
buscándose / buscándonos
bloqueados por los signos y las dudas
contemplando las verjas de las plazas
los timbres de las puertas / las viejas azoteas
ordenando sus sueños sus olvidos
quizá convalecientes de su muerte privada
  
nadie les ha explicado con certeza
si ya se fueron o si no
si son pancartas o temblores
sobrevivientes o responsos

ven pasar árboles y pájaros
e ignoran a qué sombra pertenecen

cuando empezaron a desaparecer
hace tres cinco siete ceremonias
a desaparecer como sin sangre
como sin rostro y sin motivo
vieron por la ventana de su ausencia
lo que quedaba atrás / ese andamiaje
de abrazos cielo y humo

cuando empezaron a desaparecer
como el oasis en los espejismos
a desaparecer sin últimas palabras
tenían en sus manos los trocitos
de cosas que querían

están en algún sitio / nube o tumba
están en algún sitio / estoy seguro
allá en el sur del alma
es posible que hayan extraviado la brújula
y hoy vaguen preguntando preguntando
dónde carajo queda el buen amor
porque vienen del odio
 

sábado, 22 de marzo de 2014

arañazos inútiles…


Me desgarra todavía
lo que intentaron escribir en mi cuerpo.
La ferocidad atada
del tigre en el instante
de acechar a su presa.

Pero me restablece
la lluvia en los azogues,
y el primer baobad
que dio sombra a la tierra.
La rama perdurable sobre el agua
que nace de una roca.
La amistad que, tenazmente, evita
la inmolación del pelícano.


 Oíd bien:
sin la armadura del tiempo
corto los ramos del humo,
me desbrozo de ortigas,
pacto la sombra. 

Pablo Guerrero 
Imagen: Loes van den Bremen

martes, 18 de marzo de 2014

la vida...


Estas cosas, amigo, aunque nos cueste,
son, sin duda, las reglas de la vida.
Yo puedo recordar, sin ir más lejos,
su sonrisa radiante cuando ella
llegaba a nuestra cita. Y sin esfuerzo
sentir aún sus labios como el vino,
y sus manos abriendo mi camisa.

Y el aliento quemándome los labios,
su voz de mar, el tierno sobresalto
de sus piernas abiertas a mi carne.
Puedo, incluso, volver a estremecerme
en la espesa batalla de los cuerpos,
y oír su corazón como si fuera
el mágico rumor de mil tormentas.

Está todo en mis venas. Si me apuras,
podría sin esfuerzo revivirme
en cada una de todas sus palabras,
revivir el cansancio de la carne,
tras el amor. Contarte como eran
las gotas de sudor entre sus pechos,
y la humedad del pubis en mi boca.

Y sin embargo, ¿qué quieres que te diga?
El tiempo vence a todo. Nos derrota
sin compasión, terrible y brutalmente.
Porque un día la encuentras en la calle,
te besa fugazmente la mejilla,
y sonríe –“me esperan”- y se marcha.

 Imagen: Cultura inquieta

domingo, 16 de marzo de 2014

no son ojos blindados...


Gran parte del mundo emocional de los argentinos está hecho de música y poesía. Sea folklore, tango, rock, melódico… las canciones definen como ninguna otra expresión del arte popular un espacio simbólico, el que guarda las claves genéticas de la cultura. Ellas llegan a nuestros corazones y por algún motivo indescifrable, algunas se quedan para siempre. ¿De dónde vienen las canciones?  Estamos en la búsqueda. Queremos saber cómo se produce el paso desde la soledad del creador en su casa, hacia ese otro momento mágico, cuando la gente toma la canción como bien de uso espiritual para acompañar los días de su vida y la convierte en cultura… Para la música, el hombre no dispone de ningún argumento para discutir, nada más que el de ponerse de acuerdo y sonar bien, sonar bien entre todos, es una cosa grandiosa de la música. No hay otra forma que tengamos más bella de comunicarnos que sea tan bella, no genera discusión, genera los sentimientos. Entonces, nadie discute, discute el ego, pero no discute la música… Lo que pasa con la música, la gente elige ciertas canciones más que otras, y otras no, ¿por qué lo hacen? Qué lindo eso, es la parte mejor de todo lo que hacemos es, de alguna manera, que la gente se reúna con una cierta y determinada energía en sí misma, evocada por una canción, una poesía… Es una de las partes más lindas de crear canciones.

Fuente: Cómo hice

sábado, 15 de marzo de 2014

la escuela del mar…


De todas las cosas bellas que murieron con la República, la Escuela del Mar sería para mí una de las más excepcionales. En medio de aquel caos político, de la convulsión social, de la lucha y el embrollo de valores, alguien creía firmemente que el futuro del país y del mundo se basaba en la educación de los niños. ¿Puede comprender lo que representaba? En mitad de la hecatombe que vivía nuestro país, y que pese a nuestra edad ya intuíamos […] había unos hombres y unas mujeres que ejercían y daban sentido a una de las palabras más preciosas que se puedan encontrar en cualquier diccionario: magisterio… Allí me resultaba a mí fácil aprender. A mí, que tenía una energía en el cuerpo que se me escapaba por todas partes, el hecho de llegar de buena mañana y que me ejercitaran con tablas de gimnasia  en la playa, viendo el mar, sintiendo el rumor de las olas y la arena en los pies, como un aperitivo del aprendizaje, me ponía a punto todas las neuronas. Después nos daban un desayuno sencillo pero alimenticio. De casa apenas debíamos llevar nada. Papel, libreta, libros, lápices, todo nos lo daba la escuela, que patrocinaba el Ayuntamiento de la ciudad… Pero lo más cautivador, por los tiempos que corrían, era que dentro de aquel edificio los maestros te trataban como si fueras el objetivo y el sujeto de su trabajo. Las cosas se aprendían comprendiéndolas, no reteniéndolas como una letanía que hubiera que memorizar. La autoridad del conocimiento se impartía desde la convicción, y no por la imposición. Recuerdo… ¿cómo era? Sí. El emblema de aquella escuela: “Aprender a Pensar, a Sentir, a Amar”.
Imagen: el país

lunes, 3 de marzo de 2014

las nubes que alientan mis poemas...

Pido misericordia por estar cansado
pido la paz de todos porque se merece
pido el agua que vierte su sed sobre las lunas
pido la mar donde se ahogan las dudas
pido una canción tan frágil como nubes
pido un refrán donde estén mis preguntas
pido las llaves que abren el mediodía
pido una llama que a la vileza queme

Pido, por pedir que no quede
pido las nubes que alientan mis poemas


Pido una casa donde arda una vela
pido el amor que alimenta las noches
pido el perdón aunque no se merezca,
pido abrir puertas a la lluvia celeste.

Fuente: cancioneros