sábado, 22 de marzo de 2014

arañazos inútiles…


Me desgarra todavía
lo que intentaron escribir en mi cuerpo.
La ferocidad atada
del tigre en el instante
de acechar a su presa.

Pero me restablece
la lluvia en los azogues,
y el primer baobad
que dio sombra a la tierra.
La rama perdurable sobre el agua
que nace de una roca.
La amistad que, tenazmente, evita
la inmolación del pelícano.


 Oíd bien:
sin la armadura del tiempo
corto los ramos del humo,
me desbrozo de ortigas,
pacto la sombra. 

Pablo Guerrero 
Imagen: Loes van den Bremen

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