sábado, 29 de septiembre de 2012

terrazas frente al mar...



De tiempo en tiempo pienso en terrazas frente al mar
donde sentarme a envejecer
pienso en la visión de las copas de los árboles,
percibida en el silencio.
Pero los tucanes y oropéndolas
el jaguar y el ocelote
lo primitivo y salvaje que ha quedado sin revelar
esgrime su irresistible tentación tras la tersa ilusión del horizonte.
 
Viajera en pos de lo profundo e ignoto
Mujer con el alma agujereada por los colibríes
desecho la memoria del desván donde guardé escudos y encantamientos
para proteger esta piel vulnerable al rasguño
y abrazo vociferante y temblando
el huracán, el tornado, la tormenta.
 
Desde la espesura de mis pulmones
reclamo sin arrepentimientos
la carne viva, las llagas
el ojo sin miedo
de la juventud.

viernes, 28 de septiembre de 2012

receta para tranquilizar…



Hoy [28 septiembre] es el día internacionalmente consagrado al derecho humano a la información. Quizá sea oportuno recordar que un mes y pico después de las bombas atómicas que aniquilaron Hiroshima y Nagasaki, el diario The New York Times desmintió los rumores que estaban asustando al mundo. El 12 de setiembre de 1945, este diario publicó, en primera página, un artículo firmado por su redactor de temas científicos, William L. Lawrence. El artículo salía al encuentro de las versiones alarmistas y aseguraba que no había ninguna radiactividad en esas ciudades arrasadas, y que la tal radiactividad no era más que una mentira de la propaganda japonesa. Gracias a esta revelación, Lawrence ganó el Premio Pulitzer. Tiempo después se supo que él cobraba dos salarios mensuales: The New York Times le pagaba uno, y el otro corría por cuenta del presupuesto militar de los Estados Unidos. 

Los hijos de los días de Eduardo Galeano

lunes, 24 de septiembre de 2012

líneas que se entrecruzan...



Un día de verano cierto personaje tocó a la puerta de Silvio Rodríguez: “Mire, yo atiendo lo que es Prevención en el barrio La Corbata. Como usted sabe, trabajamos en lugares sensibles, donde hay personas que han sido reclusas, y tratamos de ayudarlas a la reinserción en la sociedad. Como son barrios con determinados problemas, con determinadas carencias, también tratamos de que la gente se conduzca bien, que no se desvíe, no se meta en problemas… Yo vengo a verlo porque cuando usted fue a la prisión de Guamajal, yo trabajaba allí, entonces me di cuenta de que usted es una persona que se preocupa por estas cosas”. Pero a la vuelta de un año o más de la gira por las prisiones, al trovador le parecieron especialmente interesantes sus preocupaciones y la manera en que las enfocaba… aquí hay un material humano que hay que aprovechar, hay que ver qué hay detrás de esto. Se hizo entonces el concierto de La Corbata. Aquel primer concierto fue el precedente de todo un proyecto: una gira por alrededor de treinta barrios de La Habana: El criterio que nos ha guiado es presentarnos en los lugares más necesitados, en los que haya más problemas acumulados, en los sitios más críticos por la razón que sea. Siguiendo esta brújula, además de viejos barrios habaneros, hemos visitado lugares que hasta hace unos años ni siquiera existían. Vecindarios creados por albergues que inicialmente iban a ser provisionales. En ellos ubicaron a familias que por diversas causas perdieron sus viviendas. Algunos llegaron siendo niños y después se casaron, y más tarde han visto crecer a sus propios hijos. Eso sí, en todos esos barrios hay niños con escuelas y con zapatos. La gira por los barrios fue concebida con cierta modestia, sin mucha parafernalia ni divulgación. No he querido hacer un gran show de las visitas a los hogares de la gente. Entre otras razones porque lo que hacemos lo considero una función natural, algo que debe ser cotidiano. Creo que el arte debe salir de los teatros y darse a los ciudadanos que no pueden pagarlo, o a los que no lo visitan por falta de costumbre, o por mitología de clase. Ir a los barrios es hacer justicia a las personas y también a las artes; intentar un granito de arena reparador, rompedor de prejuicios. Busco ver a la gente, tocarla, intercambiar humores, escucharla expresarse para saber la realidad del pueblo, de mis orígenes, a lo que me debo. También busco hacer llegar a esos lugares expresiones que nuestros medios y los medios del mundo difunden poco. Busco amar y ser amado. Encuentro un renacer. Ya sé que alguien podrá decir que es momentáneo. Pero, mientras dura, sabemos que no estamos solos, ni olvidados. Recibimos y damos. Lo sienten ellos y también nosotros. Eso se nos queda en la memoria, a todos. Personalmente me conmueve constatar que la gente de los barrios, a pesar del predominio de lo que está de moda, canta mis canciones. Eso me impresiona... Es como un milagro. Dejo lo que me corresponde dejar. A mí, a cualquier artista: puentes, líneas que se entrecruzan, que nos vinculan y se encienden a la vez, que nos muestran lo humanamente útiles que podemos ser.
Fuente: Rebelión
Imagen: Cubarte



martes, 18 de septiembre de 2012

no todo está perdido...



Lo siento, vuelva Ud. Mañana
No nos quedan ni treguas ni pactos
Y por libertad desgraciadamente
No nos viene nada
No insista de verdad, no nos quedan ayudas
Si busca Ud. ciudadanos solidarios
Rellene bien y con paciencia
Este par de formularios
Si lo que busca son indocumentados
Suba Ud. el primer piso a la izquierda
Sección de insurgentes y perdedores
De buenas ideas.
Ya no se lleva la filosofía

De la conciencia social o la utopía
Si eres humano, te llaman loco, poeta o desertor
Ay amor mío, sálvese quien pueda
Nadie conoce a nadie en esta comedia
Agárrate fuerte a mí y dime al oído
Que no todo está perdido
No pierda el tiempo, ya no existe la belleza
Nos cambiaron a las mujeres por niñas con anorexia
Que desfilan su tristeza y su miseria
Por las aceras
Será mejor que no hable Ud. de Dios
Desde hace tiempo que no recibe llamadas
Siempre que hay tragedias mantiene la línea
Muy bien ocupada.
Ya no se lleva la filosofía
De la conciencia social o la utopía
Si eres humano, te llaman loco, poeta o desertor
Ay amor mío, sálvese quien pueda
Nadie conoce a nadie en esta comedia
Agárrate fuerte a mí y dime al oído
Que no todo está perdido
Imagen: Arma de Instrucción Masiva de Raúl Lemesoff 

domingo, 16 de septiembre de 2012

tiempos para la memoria...

Arturo Lodeiro fue fusilado el mismo día de su boda. De hecho, nunca llegó a ver a Julia Muñoz como esposa. Se casó en articulo mortis. El 27 de abril de 1940, tras 10 meses encarcelado por estar afiliado a la CNT, Arturo contrajo matrimonio con el que había sido el amor de su vida, Julia. Ambos tenían una niña de dos meses. Apenas unas horas después, a la edad de 35 años, fue ejecutado. ¿Delito? “No consta”, según señala el certificado de Instituciones Penitenciarias que da fe de su entrega al piquete de ejecución. “¡Lo mataron sin saber por qué! Es mi deber moral que esta historia se conozca”, cuenta indignada Julia Mota, 68 años después de la ejecución de su abuelo. En su última carta, horas antes de ser fusilado, Arturo daba cuenta a Julia de su última voluntad. “Adorada esposa: En este momento realizo mi voluntad por lo cual puedo llamarte al final de mi vida, esposa mía, y a mi niña, hija verdadera. A pesar de que los momentos no son de los más agradables, al menos me cabe la alegría de haber cumplido contigo como Dios manda. Ya, querida nenita, puedes llamarme esposo, y cuando hables a nuestra Julina de mí, le digas que su papaíto la quería mucho por ser hija tuya y por quererte como jamás quise. Tú, Julia mía, procúrate una relativa y sana felicidad. No le des a mi nena un padre que sea malo”, escribe Arturo. Julia encontró otro hombre y cumplió la voluntad de su marido de darle a su hijo un padre que no sea “malo”. A lo largo de 60 años, la viuda guardó cada una de las cartas que Arturo le escribió en diminutos papeles de tabaco de liar que le entregaba cosidos en los pantalones como si de diamantes se tratara. Algunas eran de amor, otras trataban la realidad de la cárcel y otras, regañaban a Julia. “Nena, te tengo dicho que no me mandes comida. Sé que tú no tienes y no puedo tolerar que tú pases hambre. No vuelvas a hacerlo”, insiste Arturo a Julia. Sin embargo, gran parte de las diminutos mensajes de Arturo a su mujer iban dirigidos a la educación de la pequeña recién nacida. “No le eduques en la venganza hazle saber la necesidad que tiene de querer”… Julia, su nieta, se crió escuchando a su abuela recordar la bondad de Arturo, “hombre de ímpetu, idealista y soñador”. De pequeña pensaba que era una loca por como me sentía al pensar en mi abuelo. Después encontré a más gente en esta lucha, unidos por una misma causa y, aunque sean malos tiempos para la memoria, es mi deber que esta historia se conozca”, concluye la nieta de Arturo Lodeiro y Julia Muñoz. 
Alejandro Torrús
Fuente: Público
Imagen: Eladio Belles


viernes, 14 de septiembre de 2012

muchos fabulosos disparates…

En algunos lugares le llamaban el economato, en otros la tienda de ultramarinos, el colmado o la pulpería. En casa, aquel establecimiento de 30 metros cuadrados de la calle mayor donde encontrabas naranjas, zapatos, mantequilla y almendras, cola de impacto o libros de Enid Blyton era el colmado ‘del todo un poco’. Un espacio que cubría las necesidades de las gentes de allí. Lo vi cerrarse hace más de veinte años, hasta que, muchos kilómetros más allá, lo encontré de nuevo en una calle de Zeanuri, Bizkaia. Es el establecimiento de Malu, donde contabilicé panadería, quiosco, vinoteca, carnicería, restaurante y verdulería.  Pero sumé mal y me quedé corto de mucho, pues la reinvención parida tenía un propósito camuflado: injertar un corazón en un pueblo que se moría; un centro de operaciones. Por aquella puerta entraban verduras de 3 huertas nuevas;  carne de un pastor que  a punto estuvo de rendirse y vender las vacas;  la harina del molino recuperado junto al rio y muchos más alimentos locales. La carne tenía que prepararse y trocearse para la venta en un obrador que generó dos puestos de trabajo. Hacer el pan y los pasteles, otro más.  Sólo Malu y su comercio local eran siete medios de vida. Y por la misma puerta salían jubilados con la prensa leída y el tiempo bien perdido; mujeres agrupadas para ser menos mandadas; viudas escuchadas pues hasta el cura emigró del pueblo; y jóvenes confabulando con Malu conciertos, tertulias y muchos fabulosos disparates. Txetxu, anfitrión de la visita, me dijo: «Malu resucitando pueblos sabe más que esos ministros desgarramantas de Madrid».
Escuchar: Radio Euskadi 
Imagen: fernandomaria

jueves, 13 de septiembre de 2012

algo se está moviendo…



Poder dudar sin ofender
Poder jugar sin nada que perder
Poder saber al despertar
Que David venció a Goliat
 Que el amor rompe barreras
Y las banderas vienen de Paris
Que hay valor en las quimeras
Y en las fronteras crece el jardín
 Que Caín hizo las paces
Con Abel en el vermouth
Que la miel pasó los labios
Y los sueños dan a luz.

Si quieres tú y quiero yo
Si el que quiere puede
Como dice la canción
Que tiemble el dragón
Algo se está moviendo en Camelot.
 Si quieres tú y quiero yo
Si lo quiere mucha gente
Cambiaremos el guión
Que tiemble el dragón
Algo se está moviendo en Camelot.

 Querer salir de este redil
Querer nadar sin ropa que guardar
Que el de abajo llene su saco
Y que tu abrazo no tenga fin
 Que al miedo lo queme el fuego
Y el avaro done su botín
Que el tahúr pierda la mano
Y el puritano tenga un desliz
 Que sufrir sea un delito
Y gozar, una virtud
Que haga verano la golondrina
Y traiga el oro de Moscú

Si quieres tú y quiero yo
Y quien quiere puede…

miércoles, 12 de septiembre de 2012

cultivando para la libertad…


Es como criar a un hijo, dijo Ramadan, sonriendo bajo la malla metálica que protege al pequeño invernadero instalado en el techo de su edificio de apartamentos. Tomates, pepinos, berenjenas, judías y otros vegetales cuelgan de decenas de plantas cultivadas en cuatro filas de tubos. Sobre estos tubos, otros caños más pequeños y con agujeros irrigan ese original jardín dos veces al día, que es cuidado por Ramadan, su esposo y sus cuatro hijos. Me siento más fuerte, dijo Ramadán. Cultivo algo y lo como de mi propio trabajo. Contribuyo con mi familia, y eso genera un buen sentimiento. Este proyecto familiar ha inspirado también a algunos de sus vecinos. Hoy, once familias administran invernaderos similares en los techos de sus casas en el campamento para refugiados de Dheisheh, cerca de la sureña ciudad cisjordana de Belén. La idea también se propaga a otros lugares: ya fue instalado un invernadero en el cercano campamento de Aida, y hay más planeados en otros sitios. El proyecto fue iniciado a comienzos de este año por Karama, una asociación local palestina con sede en Dheisheh que ofrece programas educativos y de capacitación a jóvenes y mujeres. También tiene el objetivo específico de hacer que las mujeres palestinas se sintieran más independientes e involucradas en el sustento de sus familias. Estamos tratando de apoyarlos de alguna manera y hacer que no se sientan mendigos. Alaa Tartir, coautor del informe "Farming Palestine for Freedom" (Cultivando Palestina para la libertad), sostuvo que la agricultura podía ayudar a los palestinos a lograr una economía más sostenible y autosuficiente, lo que llevará a la seguridad alimentaria. La agricultura siempre hace una conexión, un lazo entre los palestinos su tierra. Eso va conectado con la cuestión más general de la lucha y con otra aun mayor, la de la identidad, lo que significa ser palestino. Para Asmahan Ramadan, cuya familia poseía tierra y se dedicaba a la agricultura tradicional en su aldea de Zakaria, cerca de Jerusalén, la experiencia de cultivar en el techo la hizo sentir más ligada con su pasado. Me conecta con la tierra. Mi familia estaba formada por agricultores, y por tanto he regresado a mis raíces, dijo Ramadan, quien nació en el campamento de Dheisheh. Me da la sensación de que estoy sentada sobre un gran campo. Este es mi campo. 
Fuente: Palestina Libre 

lunes, 10 de septiembre de 2012

reivindicar desde el silencio…


Son muchas las formas y razones del exilio y del autoexilio. Políticos, económicos, culturales, internos; individuales y colectivos. Todos son dolorosos. Por eso lo emplean los poderosos como alternativa a la muerte inmediata contra los que obstaculizan su mordedura insaciable, contra la resistencia, contra quienes califican de sobrantes. Los indígenas que viven en la urbe, lejos de sus comunidades, desplazados por la miseria y el despojo, sufren su exilio mudo, son pupila desintegrada entre innumerables. Sandra Painelifu, mapuche de Neuquén y abogada, es parte de la Comisión de Juristas de Indígenas en la República Argentina. Ha puesto su profesión al servicio de la causa de distintos pueblos indígenas en Argentina y el extranjero. Ahora se dedica a defender a los indígenas 'de ciudad': En mi comunidad nos tocó defender la recuperación de una escuela que estaba asentada en nuestro espacio y el gobierno había cedido su administración a una congregación religiosa. Luego dimos la lucha para que la escuela promoviera nuestra cosmovisión ancestral y finalmente ganamos. Siempre cuestionan que incentivemos una educación intercultural, diciendo '¿Qué pueden enseñar los indígenas?' Para ellos -el Estado y sus extensiones- primero fuimos incapaces, analfabetos, brutos, salvajes. Y en la actualidad somos considerados ignorantes. Nos encontramos frente a distintos niveles de concientización como pueblos. Algunos salen de lo cotidiano y toman estado público. Hablo de los mapuche, guaraníes, aymaras, quichuas, collas, y el pueblo qom del que últimamente tenemos más noticias por la resistencia que están ofreciendo… En general los pueblos indígenas se caracterizan por reivindicar desde el silencio. Y ello tiene que ver con lo que ha significado la asimilación, la segregación, el despojo, el desarraigo. El territorio, en términos universales, no sólo es lo tangible sino donde estamos inmersos y lo que permite recrear la cosmovisión, la espiritualidad, la cultura y el ser persona. Es decir, la tierra para los indígenas es un concepto mucho más amplio que el puro valor económico que comporta; es aquello donde se puede realizar la vida en plenitud y se produce la interrelación entre los distintos elementos que están en la naturaleza donde el ser humano es un elemento más. 
Fuente: Rebelión
Imagen: Runa Kuti

sábado, 8 de septiembre de 2012

las mariposas no tienen fronteras...

Mientras la Convención Nacional Demócrata comenzaba a sesionar, afuera, bajo la lluvia, en el centro paramilitarizado de Charlotte, Carolina del Norte, la verdadera democracia halló su máxima expresión, si es que creen que esta se basa en una construcción de los movimientos de base, como la lucha abolicionista, la lucha por el sufragio de la mujer y el movimiento por los derechos civiles. En esta ciudad, donde ocurrió una de las primeras manifestaciones contra la segregación en el mostrador de un restaurante, diez inmigrantes indocumentados bloquearon una intersección y se arriesgaron a ser arrestados y posiblemente deportados mientras le solicitaban al Presidente Barack Obama y al Partido Demócrata que apoyen al movimiento por los derechos de los inmigrantes y aprueben una importante reforma migratoria. Cuando la maquinaria del Estado deja de funcionar, cuando los políticos y los burócratas generan un estancamiento, es necesario el poder popular para lograr un cambio significativo, que a menudo conlleva un gran riesgo personal. A lo ancho de Estados Unidos, los defensores de los derechos de los inmigrantes, que están bien organizados, participan cada vez más en actos de desobediencia civil, en particular los jóvenes. Al igual que en Carolina del Norte hace más de medio siglo, donde fueron los jóvenes los que desobedecieron el consejo de sus mayores de que tuvieran paciencia en la lucha contra la segregación. Hoy en día, muchos jóvenes ejercen presión para que el Presidente Obama apruebe la Ley DREAM, mediante la ocupación de las oficinas de su campaña. Muchos de estos jóvenes activistas llegaron al país, sin documentos, cuando eran niños. El Presidente Obama se mostró bastante compasivo con estos “soñadores” en el mes de junio, cuando anunció la decisión del Departamento de Seguridad Nacional de liberar a 800.000 de ellos de la amenaza de ser deportados… Aquí, en Charlotte, fuera del centro de convenciones, diez almas valientes, entre ellas una joven y su madre, y una pareja y su hija, permanecieron sentadas bajo la lluvia frente a una gran pancarta que colocaron en medio de la calle, que decía: “Sin papeles y sin miedo” y tenía dibujada una gran mariposa en el centro. Mientras eran rodeados por la policía, le pregunté a una de las mujeres que estaba por ser arrestada: “¿por qué la mariposa?”, a lo que respondió: “Porque las mariposas no tienen fronteras, las mariposas son libres”.
Fuente: Democracy Now

martes, 4 de septiembre de 2012

las utopías necesarias…

A medida que avanza la conversación, el autor, director y actor Miguel del Arco va desmontando las etiquetas que le han ido colocando en los últimos meses: el dramaturgo de moda, el artista comprometido, el autor indignado… En su discurso va dando saltos entre el teatro, la política, las ONG, las emociones, el periodismo, la vida. Pero siempre le sobrevuela la misma idea: no renunciar a la utopía: Creo que el hombre  es un animal político y la política tiene que estar en nuestras vidas. A mí lo que me preocupa es que la gente se apoltrone y los que sí se dedican a la política puedan hacer y deshacer a su antojo. Yo creo que el teatro debe ser un reflejo de la vida, entonces las cosas que te van preocupando son las que al final vas contando. No me preocupan las etiquetas. Tu trabajo también es el reflejo de ti mismo, de lo que te preocupa, de lo que te conmueve, de lo que te emociona…  Miguel del Arco dirigió el vídeo, “No entran” para una campaña de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), y antes había colaborado también con CEAR con la puesta en marcha del Proyecto Youkali. A veces se nos olvida el mundo en que vivimos, estamos en pequeños micro-mundos, pierdes la perspectiva y te vuelves insensible a lo que te rodea. Esa insensibilidad es la que hay que partir. Nadie nace insensible a la desgracia humana, nos vamos volviendo insensibles por el camino. Steinbeck decía en De ratones y hombres que escribía para que los hombres se entendieran unos a otros, y yo creo que esa necesidad de empatizar es lo que nos convierte en humanos. La conmoción que yo traté de reflejar con los refugiados en Proyecto Youkali tiene que ver con ponerle cara a las personas. Cuando te dicen números tremendos en el telediario al final se convierten en nada. He tenido la necesidad de preguntarme qué haces tú desde tu pequeño territorio para que el mundo sea un mundo mejor. Los contadores de historias tenemos vocación de comunicar y de empatizar. Me indigna brutalmente la clase política… esa pérdida de sentido de la realidad, de pudor, de no saber donde están. Eso me produce pavor, y me produce cierta laxitud, porque no sé cómo se lucha contra eso y porque no veo viso de cambio. En un momento en el que toca reinventarse, y cada vez hay más gente que lo pasa peor que nunca, con mucha gente marchándose, y se impone una cantidad de sacrificios brutal, ellos no han hecho amago de una reflexión, de la necesidad de cambio. ¿Qué nos convierte en una sociedad moderna más allá del paso del tiempo y de los adelantos técnicos? ¿En qué hemos progresado? ¿Hemos solventado la injusticia, la miseria, la desigualdad, la guerra, el temor, la intolerancia?  Ya ni siquiera creemos que una revolución sea posible, por mucho que algunos países árabes intenten convencernos de lo contrario luchando contra los sátrapas que nuestras progresistas y modernísimas sociedades occidentales contribuyeron  a crear buscando su propio beneficio. El dinero manda y lo aceptamos como un axioma más. Es el sistema que nos rige y no tiene alternativa.  ¿No la tiene? ¿En serio debemos aceptar como inevitable un sistema que ahonda de una forma cada vez más salvaje y descarada en primar el beneficio económico frente a la dignidad del ser humano?

sábado, 1 de septiembre de 2012

en la encrucijada...

La espera fue larga, tediosa e incluso inquietante. Las resoluciones judiciales tienen poco de amigables, pero los capítulos iniciales dejan el sabor de la victoria. El pasado 19 de abril, Lidia [junto a Carlota, Gloria y Martha] ganó una sentencia en la que se reconocía el derecho humano al agua en México, aplicando el nuevo artículo 4º de la Constitución, que lo eleva a rango constitucional desde febrero. A miles de kilómetros, otras muchas lidias y personas anónimas caminaron durante quince días desde la Amazonía ecuatoriana hasta Quito bajo el lema “Marcha por la Vida, el Agua y la Dignidad de los Pueblos”. Su lucha, aunque lejana, tiene mucho en común con la de Lidia: la oposición a la mercantilización del agua y la defensa del acceso universal en cantidad y calidad suficiente para la vida. Las y los ecuatorianos avanzaron para defender, concretamente, las fuentes primarias de agua y mostrar su disconformidad con la contaminación, la explotación y los intentos de convertirla en un insumo económico, en este caso a manos de la minería a cielo abierto. De momento, han forzado al gobierno y a la Asamblea a repensar los conceptos del agua y la tierra. Habrá que ver cómo de larga y tediosa es su espera. El agua está en la encrucijada… El agua embotellada es, por ejemplo, la segunda o tercera mercancía que más dinero mueve en el mundo, después del petróleo y el café. Agua para el turismo, para el crecimiento económico, agua como mercancía, como herramienta financiera, por un lado; y agua para la vida, para los pueblos, para la naturaleza en su más amplia dimensión, y agua como derecho humano, en la posición opuesta. Todo en la misma postal. El agua, por tanto, es el eje que articula cualquier política de desarrollo, sea del signo que sea o lleve uno u otro apellido. El desarrollismo hídrico está a la orden del día. La construcción de grandes represas para generar electricidad y el neoextractivismo practicado en muchos países de América Latina apuestan por una manifiesta mercantilización del agua, obviando los problemas medioambientales y sociales que estas industrias conllevan. Son los acontecimientos actuales los que perfilan la importancia del “oro azul” y su peso en el panorama político, económico, social o medioambiental. El agua es uno de los grandes retos del siglo XXI. Es pieza clave en el cambio climático; está relacionada con el hambre, con la seguridad y soberanía alimentaria; puede acentuar la desigualdad y en muchos casos es una cuestión de género. Sin acceso al agua y al saneamiento no habrá desarrollo humano, mientras que los derechos humanos se ponen en entredicho. Los ecosistemas y la salud dependen también del agua, pero el comercio quiere convertirla en producto, ganar dinero, lo mismo que los especuladores. Los Estados intentan protegerla, hasta con sus ejércitos, y la ciudadanía la defiende con vehemencia.
Fuente: Revista Pueblos