jueves, 28 de febrero de 2013

un millón de ruiseñores...

Pueden atarme de pies y manos
 Quitarme el cuaderno y los cigarrillos
 Llenarme la boca de tierra
 La poesía es sangre de mi vivo corazón
 Sal de mi pan, luz en mis ojos.
 Será escrita con las uñas, la mirada y el hierro,
 La cantaré en la celda de mi prisión,
 En el baño,
En el establo,
 Entre  las cepas 
En el tormento de las cadenas.
 Tengo dentro de mí un millón de ruiseñores
 Para cantar mi canción de lucha.

محمود درويش (Mahmoud Darwish )


martes, 19 de febrero de 2013

las rayas de tu mano...


Has buscado la luna en una mano
Y un pájaro de fuego en un alambre
Una ola invisible en unos ojos
Y en algún cuerpo aromas de verano

Y eso queda ahí
No hay dios que lo mueva
Ni nadie que pueda
Echarlo hacia a tras
Eso queda ahí

Has buscado el latido de una vena
Y encontraste entre cieno una gran perla
Un viaje interminable, madrugadas
Que llevan a una playa sin arena

Has buscado una cárcel sin barrotes
Y una ruta que lleve hasta tu puerta
Y una ciudad oculta y un olvido
Y un país de fronteras siempre abiertas
 

domingo, 17 de febrero de 2013

en el renglón del abismo…


Asomado a la ventana vio estrellarse la fuerte lluvia en los cristales. Aprovechó el golpe de agua para abrirse al mundo. El viento le devolvió la mirada congelada de quien sería para siempre  un revuelo de sábanas en una cama demasiado ancha. La nostalgia recién nacida le ahogaba punzante la garganta. Acarició la huella de las palabras calladas de la alfombra. Las cenizas se amontonaban en el alma, lo mismo que la ausencia de la amada. El tic tac de la pared le dibujó una lágrima, y cuando el llanto rompió el aire, se apagaron los focos y siguió rodando la vida cotidiana. El lector atrevido entró por la cerradura cómplice de la inquebrantable puerta cerrada. Por fin pudo relatar el humo desde el sofá a sus anchas, mientras el aire se colaba entre los huecos que el relato dejaba. Ella no pudo resistirse al pecado de las letras incendiarias y cayó rendida en el renglón del abismo. Una cuerda y un testigo, una llamada… Cayó el telón a cántaros mientras Pablo Guerrero regalaba el lenguaje secreto de sus gestos. La almohada se llenó de sueños colmando el vuelo de canciones, la utopía en las plazas, los despertares contagiosos de las mañanas. Acaso el mundo era eso… el brocal de un pozo invocando la sed… el tiempo latiendo en nuestras manos y pies… una manada de lobos sin dueño en medio de una galaxia… y aquí, y ahora, la esperanza…
Fuentes [para la sed]:


martes, 12 de febrero de 2013

la libertad y el agua...


Volverá a llover sobre la amarga rabia
Que incendia las ideas como bosques sagrados
Y aventa a las almas en pos de la tormenta.
Volverá a llover como el pan a secas
Que devora los ojos de quien solo muerde
La piel de la derrota ahora como entonces.
 
Volverá a llover como llovían tus años
Sobre el temporal del miedo y las certezas,
Sobre las leyes escritas sobre un dogma.


Volverá a llover sobre las casas palacio,
Sobre el umbral de la banca y de la usura,
sobre el largo silencio de los nuestros.

Volverá a llover como saben los muelles,
Como la agonía turbia que te empapaba entonces
Como un temporal de misterio y justicia.
La libertad y el agua llevan lentes oscuras.


sábado, 9 de febrero de 2013

miramos la mirada…


Mirar es una forma de preguntar, decimos nosotros, nosotras las zapatistas. O de buscar… Cuando se mira en el calendario y en la geografía, por muy lejos que estén la una y el otro, se pregunta, se interroga. Es en la mirada donde el miedo anida, pero también donde puede nacer el respeto. Si no aprendemos a mirar el mirarse del otro, ¿qué sentido tiene nuestra mirada, nuestras preguntas? ¿Quién eres? ¿Cuál es tu historia? ¿Dónde tus dolores? ¿Cuándo tus esperanzas? Pero no sólo importa qué o a quién se mira.  También, y sobre todo, importa desde dónde se mira… ¿O es lo mismo mirar desde arriba el dolor de quienes pierden a l@s que quieren y necesitan, por la muerte absurda, inexplicable, definitiva, que mirarlo desde abajo? Cuando alguien de arriba mira a los de abajo y se pregunta ¿cuántos son?, en realidad está preguntando ¿cuánto valen? Y si no valen, ¿qué importa cuántos son? Y para el mirar nuestro, las respuestas nunca son sencillas. Al mirarnos mirar lo que miramos, nos damos una identidad que tiene que ver con dolores y luchas, con nuestros calendarios y nuestra geografía. Nuestra fuerza, si es que alguna tenemos, está en este reconocimiento: somos quienes somos, y hay otr@s que son quienes son, y hay otro para quien todavía no tenemos palabra para nombrarlo y, sin embargo, es quien es. Cuando decimos nosotros no estamos absorbiendo, y así subordinando, identidades, sino resaltando los puentes que hay entre los diferentes dolores y las distintas rebeldías.  Somos iguales porque somos diferentes. Su mirada de ustedes está marcada por el desprecio cuando hacia abajo miran (aunque sea al espejo), y de suspiros de envidia cuando miran hacia arriba. Mirar. Hacia dónde y desde dónde. Ahí está lo que nos separa. Ustedes miran arriba, nosotros abajo. Ustedes miran cómo dirigir, nosotros como acompañar. Ustedes miran cuánto se gana, nosotros cuánto se pierde. Ustedes miran lo que es, nosotros lo que puede ser. Ustedes miran números, nosotros personas. Ustedes calculan estadísticas, nosotros historias. Ustedes hablan, nosotros escuchamos. Ustedes miran cómo se ven, nosotros miramos la mirada. Ustedes se preocupan por los vidrios rotos, nosotros por la rabia que los rompe. Ustedes miran los muchos, nosotros los pocos. Ustedes miran muros infranqueables, nosotros grietas. Ustedes miran posibilidades, nosotros lo que es imposible sólo hasta la víspera.
  Desde cualquier rincón, en cualquiera de los mundos
Imagen: Red Chiapas

lunes, 4 de febrero de 2013

mi locura...


Después de mucho andar, mucho perder, mucho luchar,
Me dicen: “¿Para qué? ”
Yo digo simplemente: “Para vivir mejor”
Me dicen: “¿Cómo es eso, 
Si tú vives bien? ¿Qué más quieres, di?”
Yo digo en tonto: “No sé”
Pero es claro lo que quiero para todos,
Y me digo por lo bajo: “¡Pues sí que estamos bien!”
Y sigo trabajando más que tonto
Por una gloria total,
Con inocencia,
Y a veces con tan alta claridad,
Que esa luz casi parece una ferocidad.
Imagen: Néstor Espinosa Mitjanas © CC BY-NC-SA
 

viernes, 1 de febrero de 2013

en el centro de nuestra resistencia…


Vinieron los conquistadores y nos sometieron y asesinaron, pero no pudieron hacernos desaparecer porque siempre tuvimos el maíz. Por el maíz sobrevivimos y mantuvimos los pies en nuestros territorios. Con el maíz en el centro de nuestra resistencia pudimos mantener nuestras lenguas, seguir escribiendo nuestras historias. Seguimos adelante como pueblos, como familias, como trabajadores, como luchadores, como comunidad, con nuestro autogobierno, porque teníamos y tenemos el maíz. Ahora, con la invasión de maíz transgénico intentan un golpe mortal a nuestra existencia, un golpe que no pudieron dar en 500 años. Desde la cotidianidad más local hasta la ecología global; desde mantener una vida digna en la comunidad hasta contar con las claves para enfrentar las crisis planetarias del cambio climático, el maíz, en su enorme diversidad humana, es núcleo de posibilidades biológicas y ciencia milenaria: el cultivo del maíz, de la milpa, es la materia y el tratado, es el origen y el destino. Es el secreto que se abre con la voz de quienes lo cultivan. Es corazón de la esperanza. Las más de mil 200 comunidades que nos reconocemos en la Red en Defensa del Maíz sabemos que hacer milpa es el camino indiscutible a la verdadera autonomía, es la ruta más certera para no pedirle a nadie permiso para existir. Como si no bastara el hecho contundente de que hacer milpa significa producir nuestros propios alimentos y evadirse lo más posible del mercado, las comunidades que buscan preservar un equilibrio entre la tierra y sus moradores, entre los suelos y el sol, entre el agua y los árboles, y a fin de cuentas, entre los vivos y los muertos, son las que han mantenido a resguardo los manchones de naturaleza que harían posible la supervivencia futura de todo lo que nos mantiene con vida: cultivos, agua, aire, pero también lenguas, pensamientos, memorias, canciones y otras herramientas para navegar en la existencia. Así que en el norte, en la península Maya, en el centro del país y —más importante hoy— en los sitios donde no hay milpas (en las aulas del Yo Soy 132, en los campamentos, barrios, colonias y asentamientos del movimiento urbano popular) gritamos con voz más potente los argumentos contra la avalancha transgénica y en defensa de la agricultura independiente como camino para la autonomía. Así, en la asamblea pasada, las comunidades y organizaciones de la Red, declaramos 2013 como año de resistencia contra el maíz transgénico, y en defensa del maíz nativo y de la vida y autonomía de los pueblos del maíz.
Verónica Villa