domingo, 17 de febrero de 2013

en el renglón del abismo…


Asomado a la ventana vio estrellarse la fuerte lluvia en los cristales. Aprovechó el golpe de agua para abrirse al mundo. El viento le devolvió la mirada congelada de quien sería para siempre  un revuelo de sábanas en una cama demasiado ancha. La nostalgia recién nacida le ahogaba punzante la garganta. Acarició la huella de las palabras calladas de la alfombra. Las cenizas se amontonaban en el alma, lo mismo que la ausencia de la amada. El tic tac de la pared le dibujó una lágrima, y cuando el llanto rompió el aire, se apagaron los focos y siguió rodando la vida cotidiana. El lector atrevido entró por la cerradura cómplice de la inquebrantable puerta cerrada. Por fin pudo relatar el humo desde el sofá a sus anchas, mientras el aire se colaba entre los huecos que el relato dejaba. Ella no pudo resistirse al pecado de las letras incendiarias y cayó rendida en el renglón del abismo. Una cuerda y un testigo, una llamada… Cayó el telón a cántaros mientras Pablo Guerrero regalaba el lenguaje secreto de sus gestos. La almohada se llenó de sueños colmando el vuelo de canciones, la utopía en las plazas, los despertares contagiosos de las mañanas. Acaso el mundo era eso… el brocal de un pozo invocando la sed… el tiempo latiendo en nuestras manos y pies… una manada de lobos sin dueño en medio de una galaxia… y aquí, y ahora, la esperanza…
Fuentes [para la sed]:


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