sábado, 30 de agosto de 2014

como el gorjeo de un mirlo...



Si callas y solo respiras
podrás escuchar un corazón.
Será como el gorjeo de un mirlo.
Vendrá en tu amanecer,
venciendo la oscuridad del insomnio,
traerá en su canto 
el agua fresca de la fuente, 
la palabra que acaba con el miedo.  

miércoles, 27 de agosto de 2014

abrazar las olas...


En temas de rupturas no hay expertos
que sepan de remedios milagrosos,
no es tema ni de errores ni de aciertos,
mujeres y hombres somos caprichosos.
 
Hay gente que se quiere treinta años
y otros se enamoran diez segundos,
amores que a su paso dejan daños
y algunos que ya nacen moribundos.
 
Personas que no saben estar solas,
intrépidos con miedo al compromiso,
lunáticos que abrazan a las olas.
 
Yo soy de los de olas, os aviso,
escucho atentamente caracolas
buscando, aunque no exista, el paraíso.

 

sábado, 23 de agosto de 2014

un cuerpo a cuerpo…

Tantas horas sin podernos mandar un correo de amor,
semiótica que invite a vivir un rato más.
ADSL para enfermos de ansiedad.
Cualquier día de estos en vez de un gusano
nos entra por la retina un misil-byte.
Hagámoslo lentamente esta noche,
más que nunca, un cuerpo a cuerpo
en sábanas de fuel.
Como si la furia se quedase sin pilas,
como si el deseo no quisiera encontrar
antes del lunes 27
esa ojiva, esa luna de uranio
que dé alas a los demonios de la destrucción.
Quítame estas gafas de hombre virtual.
Desempolva las telarañas de mi ombligo.
A cambio yo cantaré en Bagdad para ti:
para celebrar esta victoria sin víctimas y sin duelo,
el crimen sin castigo,
la voz que en cualquier lengua siempre tuvo su música:
PAZ, PEACE, PAIX, PACE, PAX, PAU, BAKE, FRIEDE... 

EL CIELO DE BAGDAD 
Imagen: beforeitsnew

miércoles, 20 de agosto de 2014

quería escribir postales...


¿Y qué pretendía hacer él? Nada, una ridiculez, algo muy en su estilo, algo tranquilo, inusual, que preservase su tranquilidad. Quería escribir postales. Postales con soflamas contra el Führer y el Partido, contra la guerra, para instruir a sus conciudadanos, eso era todo. Y esas postales no deseaba mandarlas a personas concretas o pegarlas en las paredes a modo de carteles, qué va, quería depositarlas en las escaleras de edificios muy transitados, dejarlas allí abandonadas a su suerte, quedando completamente al arbitrio del que las recogiera ser pisoteadas o rotas en el acto… ¿No es una nimiedad lo que pretendes, Otto? Sea poco o mucho, Anna ─repuso─, como nos pillen, nos costará la cabeza… Latía una convicción tan espantosa en esas palabras, en la oscura, insondable mirada de pájaro que el hombre le dedicó durante ese minuto, que Anna se estremeció. Y durante un instante se imaginó claramente el patio gris y pétreo de la cárcel, la guillotina levantada, a la luz grisácea del alba su acero carecía de brillantez, era una amenaza muda. […] Quangel la miraba en silencio, como si contemplase la lucha que se libraba en su interior. Luego su mirada se aclaró… Pero no nos pillarán tan fácilmente. Nosotros deseamos vivir, llegar a presenciar su caída. ¡Entonces diremos que nosotros también participamos Anna!... Le había quitado un peso de encima, ahora también ella estaba convencida de que Otto se proponía algo grande... Acto seguido se puso con todo detenimiento los guantes, sacó una postal del sobre, la colocó delante de él y dedicó a Anna una lenta inclinación de cabeza en señal de aprobación… Después tomó la pluma y dijo en voz baja, pero con énfasis: ─La primera frase de nuestra primera postal dirá: «Madre: El Führer ha matado a mi hijo…». Anna volvió a estremecerse. Había algo tan infausto, tan tétrico, tan decidido en esas palabras que Otto acababa de pronunciar… En ese instante comprendió que con esa primera frase él había declarado una guerra eterna y comprendió también de manera confusa lo que eso significaba: guerra entre ellos dos, unos pobres, pequeños, insignificantes trabajadores que con una palabra podían ser borrados para siempre, y al otro lado, el Führer, el Partido, con su enorme aparato de poder y su esplendor.

domingo, 17 de agosto de 2014

como un puente...


Hoy te busqué
en la rima que duerme
con todas las palabras.
Si algo callé
es porque entendí todo,
menos la distancia.
Desordené
átomos tuyos
para hacerte aparecer.
Un día más, un día más...
Arriba el sol,
abajo el reflejo
de cómo estalla mi alma.
Ya estas aquí
y el paso que dimos
es causa y es efecto.
Cruza al amor,
yo cruzaré los dedos:
Y gracias por venir.
¡Gracias, porvenir!
Adorable puente,
se ha creado entre los dos.
Cruza al amor,
yo cruzaré los dedos:
Y, gracias por venir.
¡Gracias, por venir!
Adorable puente...
Cruza al amor...
cruza al amor por el puente.
Usa al amor:
Usa al amor como un puente... 


Fuente: Radio Saudade
Imagen: André Brito

miércoles, 13 de agosto de 2014

viene conmigo...


Conozco perfectamente mi dolor:
viene conmigo disfrazado en la sangre
y se ha construido una risa especial
para que no pregunten por su sombra.

Mi dolor, ah, queridos,
mi dolor, ah, querida,
mi dolor, es capaz de inventaros un pájaro,
un cubo de madera
de esos donde los niños
le adivinan un alma musical al alfabeto,
un rincón entrañable
y tibio como la geografía del vino
o como la piel que me dejó las manos
sin pronunciar el himno de tu ancha desnudez de mar.

Imagen: Ojo digital




 

sábado, 9 de agosto de 2014

con todos los de abajo...


Esto es lo que hicieron un grupo de mujeres migrantes mexicanas en diciembre de 2004 en el Este del Harlem, conocido como El Barrio, en Nueva York. Fueron puerta a puerta, edificio por edificio escuchando y entendiendo los problemas de sus nuevos vecinos para luego pensar juntos cómo los podían resolver. Nunca antes habían participado en una lucha social en México y no sabían hablar inglés, pero lo que si sabían era que muchos estaban en su misma situación. Ahora llevan ya 8 años organizándose por una vivienda digna y contra el desplazamiento neoliberal para evitar que les obliguen -como les pasó en su país de origen- a dejar su casa por culpa de la imposición de la cultura del dinero de los de arriba.  Así nació el Movimiento por Justicia del Barrio (MJB) que a día de hoy cuenta con 750 integrantes y 72 comités, uno por edificio.  Todos son autónomos y se reúnen periódicamente en el lobby de sus viviendas en donde consultan sobre los problemas que tiene cada vecino y deciden qué estrategias seguir para vivir dignamente. Los zapatistas son su inspiración, son adherentes a la Sexta declaración de la Selva Lacandona y parte de La Otra Campaña Nueva York. Definen su movimiento como zapatismo urbano y lo ven como otra manera de hacer política con todos los de abajo, con los que están siendo oprimidos por el capitalismo y maltratados por los malos gobiernos. Sólo así le devolveremos la dignidad a nuestras comunidades. Siendo migrantes sabemos que el sistema político y económico que nos expulsó de nuestro país de origen es el mismo que ahora busca desplazarnos de nuestras viviendas, pero luchamos contra las corporaciones multinacionales, contra los políticos y los de arriba, y nos organizamos para que esto no ocurra. Practicamos la democracia real, nuestra forma de lucha se basa en la decisión del pueblo y la comunidad es la que tiene la palabra. Para nosotros es primordial conocer al vecino, a la vecina, unirnos y luchar juntos, tomar decisiones de forma horizontal pero también lo es crear puentes con otras comunidades marginadas. Hoy en día, los vecinos de El Barrio siguen luchando contra el desplazamiento, esa es su lucha cotidiana. Cuando organizas, te das cuenta de que de repente tienes una familia enorme y que si nos tocan a uno nos tocan a todos. El único requisito indispensable para formar parte del MJB es organizar tu edificio. La otra forma de hacer política de la gente de El Barrio nos recuerda la reflexión del viejo Antonio, un viejo sabio recolector de historias y de la experiencia del pueblo, “el tiempo maya hecho hombre”, conocido por los cuentos del Subcomandante Marcos: “Las tres primeras de todas las palabras de todas las lenguas son democracia, libertad, justicia. Los hombres y mujeres verdaderos custodian como herencia esas tres palabras para que no se olviden nunca, las caminen, las luchen, las vivan”.

Marta Molina
Fuente: Otramérica

sábado, 2 de agosto de 2014

latiendo en la sangre…


Está detenida en el umbral de las preguntas. No se responde. Sólo yo que estoy aquí, oculta, puedo soñar, vislumbrar conjunciones, caminos que se bifurcan. Sólo yo siento los imperativos de la herencia, mientras ella intuye vuelcos en su corazón, sin poder nombrarlos. Los españoles decían haber descubierto un nuevo mundo. Pero nuestro mundo no era nuevo para nosotros. Muchas generaciones habían florecido en estas tierras desde que nuestros antepasados, adoradores de Tamagastad y Cippatoval, se asentaron. Éramos nahuatls, pero hablábamos también chorotego y la lengua niquirana; sabíamos medir el movimiento de los astros, escribir sobre tiras de cuero de venado; cultivábamos la tierra, vivíamos en grandes asentamientos a la orilla de los lagos; cazábamos, hilábamos, teníamos escuelas y fiestas sagradas. ¿Quién podrá saber cómo sería ahora todo este territorio si no se hubiera dado muerte a chorotegas, caribes, dinones, niquiranos...? Los españoles decían que debían "civilizarnos", hacernos abandonar la "barbarie". Pero ellos, con barbarie nos dominaron, nos despoblaron. En pocos años hicieron más sacrificios humanos de los que jamás hiciéramos nosotros en la historia de nuestras festividades. Este país era el más poblado. Y, sin embargo, en los veinte y cinco años que viví, se fue quedando sin hombres; los mandaron en grandes barcos a construir una lejana ciudad que llamaban Lima; los mataron, los perros los despedazaron, los colgaron de los árboles, les cortaron la cabeza, los fusilaron, los bautizaron, prostituyeron a nuestras mujeres. Nos trajeron un dios extraño que no conocía nuestra historia, nuestros orígenes y quería que lo adoráramos como nosotros no sabíamos hacerlo. ¿Y de todo eso, qué de bueno quedó?, me pregunto. Los hombres siguen huyendo. Hay gobernantes sanguinarios. Las carnes no dejan de ser desgarradas, se continúa guerreando. Nuestra herencia de tambores batientes ha de continuar latiendo en la sangre de estas generaciones. Es lo único de nosotros, Yarince, que permaneció: la resistencia.