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domingo, 23 de abril de 2017

como quien airea las sábanas...

Aunque pudiera parecer que tantas muertes la hubieran dejado sin latido, sucedió todo lo contrario. Nada ni nadie se le resistía. Salvaba las trampas de la vida sin un ápice de resignación. Y lo que es más sorprendente, sin una lágrima. Aprendió a sacar la risa de tal forma que su boca dibujaba una sonrisa infantil y despierta capaz de contagiar a las piedras, a cada cosa simple que sucediera a su lado. Mirarla producía una felicidad que irremediablemente te hacía pensar en el estado de madurez y en el equilibrio emocional que todas esas canas atesoraban visibles a todo el mundo, como quien airea las sábanas.

Lena viajaba absorta en la fortaleza de su madre cuando la ventanilla del tren dejó ver su cara apagada debajo de unas ojeras impropias de sus treinta y dos años junto a las cuarenta mil preguntas sin respuesta, las incertidumbres eternas, la impotencia, la rabia... Era evidente, Lena no había heredado la pasión irrefrenable por respirar de su madre, ni su resistencia contracorriente, ni su alegría infinita. Eran tan distintas...

miércoles, 3 de agosto de 2016

el norte de mi vida...



De: Lena <lenatavira@gmail.com>
Para: Mario <peatonenamorado@gmail.com>
5 de agosto de 2013  21:50 h

Pasan los días volando en este nuevo tiempo andaluz. Empiezo a recorrer la ciudad sin necesidad de mapas aunque aún busco el norte de mi vida en la brújula que el sur me regala. Las paredes de mi casa siguen sin historia y sin batalla, apenas algunos enseres básicos heredados de la antigua inquilina y una vieja mesa de una tienda de segunda mano que hay en la esquina. Manuel dice que una vivienda no es solo un techo donde dormir, sino un refugio con identidad y alma, la mía. Todo a su tiempo, afirma seguro y cómplice.
Los acontecimientos se suceden inciertos y vertiginosos desde mi primer encuentro con Manuel como si con su llegada mi vida se tambaleara en las aguas movedizas del pasado, tendiendo puentes, abriendo alas […]
Siento que mis pies se aferran torpes e inseguros al borde de un acantilado mientras a lo lejos el horizonte se expande frente a mi mirada inquieta. Una parte de mí se aferra con todas sus fuerzas a la piedra, pero la  otra ya está en el aire y ni una nube la sostiene. Vuelo…

Imagen: Brújula