jueves, 11 de agosto de 2011

tres instrumentos y una sinfonía...

El 15M supone una sedimentación de prácticas y discursos. Podemos aventurar algunas características de los tres espacios que conforman los pilares de este movimiento: toma la plaza, coordinadoras de barrios y la red Democracia Real Ya.
El ‘toma la plaza’ ha constituido el epicentro catalizador. Si bien se entremezclan situaciones, este espacio ha sido el punto de partida para jóvenes con una probable experiencia del mundo de la precariedad, bien un primer baño en una intensísima socialización política que les ha enganchado a la amplitud de dinámicas
[…]. Por su parte, Democracia Real Ya arranca desde un mundo más organizado y cohesionado políticamente […]. Por último, el sector de barrios’ es intersección de ‘lo nuevo’ y ‘lo viejo’, siempre dentro del ámbito de estos nuevos movimientos globales y, por tanto, generalmente nada interesantes para aquellas clásicas organizaciones vecinales de poderes y prácticas muy verticales, institucionalizadas y rutinarias.
Parte de la capacidad plástica de construir enredos desde el 15M estriba, por un lado, en la conexión con las dinámicas de protesta y de construcción de alternativas “desde abajo”; y por otro lado, las ahora exitosas sinergias que se dan actualmente entre las tres herramientas antes mencionadas. Herramientas que no implican una dispersión, sino, hasta ahora, una retroalimentación de diferentes sensibilidades y perfiles, y siempre atendiendo a las variantes y ritmos de construcción en cada ciudad, barrio o pueblo.
Los retos para mantener este triángulo fértil afectan al mantenimiento de esos puntos de encuentro, la hipersensibilidad frente al poder por un lado, y la solidaridad de saberse en un proceso largo, porque esto es lo que el 15M destila. En cada uno de estos espacios, y aunque aún estamos “desperezándonos”, no faltan retos a los que enfrentarse. Los retos del 15M están en esta dinámica de retroalimentación de los tres instrumentos que componen propuestas de ‘democracias emergentes’. Entendiendo por emergentes innovadoras, desde abajo, operando en lo local con visiones globales y retroalimentándose a su vez de ellas, autónomas a la par que interdependientes.
Pero esta convergencia no implica necesariamente deshacer los nudos fértiles que está habiendo entre posiciones públicas más reformistas o más radicales. En el sentido de que se opera desde la “rebeldía” como indicaran los zapatistas: abriendo procesos desde abajo, inclusivos, como la mejor de las propuestas sobre las que identificar ejes de actuación. Este “caminar construyendo” tiene sus riesgos […], pero la vigorosidad del 15M aconseja no volver a anquilosados debates y miradas sobre la movilización social. El 15M está sentando las bases de nuevos ciclos de movilización desde sustratos de democracia radical.


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