lunes, 17 de diciembre de 2012

hicieron lo imposible…


En un proceso inédito en el mundo, la petrolera Chevron-Texaco es culpable de haber arrojado millones de toneladas de material tóxico a la selva amazónica y debe pagar. 1972. El primer barril de petróleo de la Amazonía ecuatoriana llegaba a Quito, donde era recibido con todos los honores de un jefe de Estado. Cuarenta años después, la región desde donde fue extraído el petróleo que llenó aquel barril es la más pobre de Ecuador. Y la que presenta mayores índices de cáncer de todo el país. El aire huele a gasolina, la tierra huele a gasolina, el agua huele a gasolina. Llegaron con helicópteros. Todo el mundo estaba asustado, en nuestra vida habíamos visto algo así, volando por el aire, y nos escondimos en la selva. Era 1964. Texaco empezaba a levantar la infraestructura del primer pozo. Fuimos caminando y vimos cinco hectáreas de bosque talado. Ellos nos llamaron para que nos acercáramos allí. En aquellos años no hablaban una palabra de castellano. Mucho menos de inglés. Les dieron tres platos, algo de comida y cuatro cucharas. Ése fue el único pago que recibieron a cambio de centenares de miles de hectáreas. Ni sabíamos qué era el petróleo. Los derrames y los vertidos tóxicos terminaban fluyendo hacia el río que utilizaban los cofanes para beber, para bañarse, para regar sus cultivos, donde bebían los animales. Las enfermedades, para las que no tenían cura, diezmaban la población, ponían al borde de la extinción sus costumbres, su lengua, sus relatos y creencias. Nosotros nos sentíamos muy solos frente a esto. Pero tenemos que luchar más allá de todo eso, tenemos que enfrentar uniéndonos todos. A pesar de haber tantos conflictos, de no conocer la cultura, de hablar otros idiomas, hicimos el Frente de Defensa de la Amazonía. En Ecuador los juicios se ganan en las calles. Con eso no contaba Texaco. Los medios de comunicación empezaron a hablar del juicio del siglo. Es difícil imaginar un juicio más desigual. El 14 de febrero de 2011, la justicia ecuatoriana por fin emitió un fallo. Y lo repitió en enero de 2012: Chevron-Texaco era culpable. Pero los afectados no pensaban convertirse en millonarios rodeados de contaminación y miseria… determinaron que el dinero no se iba a repartir individualmente sino de forma colectiva. La mayoría de la indemnización servirá para la reparación ambiental. El resto, para hospitales, escuelas, suministro de agua potable y otras inversiones para el desarrollo de la región. Hasta hace pocos años atrás, la gente en Ecuador y en el mundo pensaba que era imposible que un grupo de indígenas, de campesinos, de gente pobre, de un país 'tercermundista' pueda enfrentar a una empresa poderosa como Chevron. Estamos demostrando que es posible y que se puede hacer, que es posible ir mucho más allá, que se pueden cambiar las cosas, que no son intocables, que ellos no son invencibles.

Martín Cúneo 
  Fuente: Diagonal

2 comentarios:

  1. Claro que es posible. Haciendo las cosas bien se obtienen resultados definitivos. Los que luchan todos los días son los imprescindibles. Los que se oponen, por ignorancia, pueden retrasar los cambios pero no evitarlos eternamente. Estoy convencido de ello y me da mucho ánimo.

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  2. O como aprendí en una experiencia de acción comunitaria: lo consiguieron porque, cuando lo intentaron, no sabían que era imposible... Que sigan los ánimos en marcha! Gracias Xurxo

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