martes, 3 de abril de 2012

donde nace el agua…

En Caimanes viven cerca de 1.600 personas. La mayoría son agricultores, amas de casa, pequeños mineros, criadores de cabras. A 8 kilómetros de sus casas la minera Los Pelambres construye un muro de contención de 240 metros de alto para trancar 12 estanques donde se sedimentan los desechos tóxicos de la actividad de la megamina de cobre Los Pelambres. Desde el 2001, las mujeres y los hombre de Caimanes iniciaron la lucha legal, institucional, pacífica, para evitar que se hicieran los estanques y se levantara el tranque. ¡Y ganaron la pelea! La Corte Suprema de Apelaciones dijo: “El proyecto es claramente lesivo y perjudicial para el grupo de reclamantes…”. A juicio de esta Corte, “ningún organismo ni estudio puede garantizar que no se producirá contaminación ambiental, por el hecho de depositar en la cuenca de la que se trata, una enorme cantidad de materia de relaves,  que junto con hacer desaparecer la cuenca misma,  también terminará con la flora y fauna del sector”. Pero… de todos modos la Antofagasta Minerals construyó los estanques y el muro. La empresa minera también pudo construir los estanques y el muro porque logró dividir a la comunidad. Hay familias que quedaron rotas y no ha habido manera de hacer las paces. En su boletín “Caimanes al día”, la minera muestra “logros e inversiones comunitarias” (wifi para todos, educación, diversión), la famosa generación de empleo y el apoyo que ha dado a niños, jóvenes y adultos. Pero los “Sin Agua”, siguieron adelante. El año pasado hicieron una huelga de hambre de 88 días. Fueron ignorados durante bastante tiempo. La empresa finalmente se sentó a negociar y les ofreció reubicarlos. No hubo acuerdo y los comuneros continúan siendo una piedra en el zapato de la minera. Hace poco estuvieron en Marsella, en el Foro Mundial del Agua, y contaron todo, incluso “lo del terremoto”. Allá, en la ciudad de Pau, los condecoraron, les dieron una medalla por su tenacidad en la defensa del agua, de su cultura. Los comuneros advierten que los tranques de relave tóxico son una bomba de tiempo. Si hay un terremoto, el inmenso tranque de El Mauro puede destruirse y las mujeres, hombres y niños que viven en la comunidad de Caimanes tienen 7 minutos para huir. No existe ningún sistema de alerta. Aunque si existiera… igual solo siete minutos separan a la comunidad de un inmenso “tsunami” de lodos contaminados por los desechos de la explotación de la megamina Los Pelambres. “Nosotros no estamos pidiendo nada regalado. Nosotros ya vivíamos aquí. Solicitamos el apoyo a nuestra causa, somos un pueblo campesino que busca la reivindicación del derecho que nos da la constitución de ‘Vivir en un medio ambiente libre de contaminación’ y de un derecho inalienable muy simple: El derecho a la vida”.
Fuente: otramerica
Imagen: theclinic 

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