miércoles, 21 de septiembre de 2011

siempre es tiempo para la poesía...

elorodelosdioses
(...) Yo no rechazo, pues, las guerras revolucionarias siempre que ellas sean necesarias y posibles, pero sí he de rechazar, claro, que, como se suele hacer desde el Poder de los ricos, se llame terrorismo a las guerras de liberación de los pobres, y guerras, más o menos «humanitarias», a las acciones terroristas de los ricos. En estos últimos tiempos se ha adelantado al primer plano de lo «actual» el tema de la «indignación» ante las injusticias, y yo me he permitido recordar la insigne -e indignada- figura del gran irlandés Jonathan Swift, de quien dice la prologuista en castellano de sus «Irish Tracts» (La cuestión de Irlanda) que su «pasión por la libertad» se alternaba con una actitud de ambigüedad muy coherente, la de la indignación. Así fue que Swift, el más audaz defensor de Irlanda frente a los ingleses, es a su vez su más duro fiscal, y en su relación con ambos pueblos lo domina «una indignación salvaje» que no le impide, sino al contrario, cultivar el humor, como hizo en su obra maestra «Modesto Proyecto» (...) Sea válida esta muestra para animar a la práctica del humor entre los revolucionarios de las próximas generaciones, otro ingrediente que no nos ha sobrado hasta hoy y que no puede ser sustituido con malas palabras o con ocasionales chistes como suele hacerse empleando muy mal el vocabulario la mayor parte de las veces. El humor es una respiración del alma y deberíamos cuidarlo como a las niñas de nuestros ojos. Una revolución debe aportarnos también esa alegría y eso debemos tenerlo muy en cuenta, y que al entusiasmo y al optimismo habrá que sentarlos siempre que podamos a nuestras mesas, en las que normalmente ha habido demasiados rostros tristes y mucho énfasis retórico.
También hemos de traer con nosotros las bellezas de nuestros lenguajes y la precisión -que ya es también belleza- de sus significados. Estamos perdidos si dejamos a los mercaderes las palabras. Ensalcemos, pues, la poesía y pongámosla a gran altura. Siempre es tiempo para la poesía.
Modestas ideas para las próximas revoluciones

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