Vivimos en una nube tóxica de
fábricas de humo y de palabras cargadas de balas. ¡Pum! Un balazo por la
espalda. Actores y actrices de un mundo egoísta que eligen siempre la bolsa en
el duelo con la vida. El mundo del poderoso caballero que parece vencer en
todas las Cruzadas. El vil metal, que cantaba Serrat. Con él nos creemos
plenos. ¡Qué idiotas, qué pobres! He tenido la suerte de escapar un par de días
a la provincia de Tan Son, una de las zonas más pobres de Vietnam en la que se
desarrolla uno de los proyectos de cooperación en los que trabaja la ONG de
Lucía. Era domingo e inauguraban una presa. Una presa que es una cucharada que
alimenta las esperanzas de una mejor cosecha de arroz, de un mejor abastecimiento
para el riego. Una presa para mejorar la calidad de los cultivos. Para crecer,
para comer. Los lugareños estaban felices. No entendía sus palabras, pero es
precioso y, sobre todo, es raro, rarísimo ver la sonrisa de un niño en rostros
adultos. Pues eso es lo que vi. Muchas sonrisas regadas de sabiduría de tierra
y campo aliñadas con ingenuidad, inocencia y generosidad de niño. Comimos con
ellos sentados en círculos en el suelo. Una comida abundante y generosa. Los
que menos tienen, ofreciéndotelo todo. Me acordaba entonces de la nube tóxica.
¡Qué idiotas, qué pobres! Y comimos, y bebimos, y cantamos, y brindamos, y
bebimos, bebimos, bebimos. Y me sentí parte de ellos. Me miré a mí mismo y la
vi. Estaba ahí, en mí. Esa sonrisa ingenua, inocente y generosa. Era rico.
Bueno, pero al final algo de inocencia y de reír, brindar y beber tampoco está del todo mal.jajaja. Muy bueno. Saludos
ResponderEliminarNo está nada mal ;-)
EliminarSin lugar a d(e)udas yo elijo también la vida, el lujo que es hoy día que las gentes que se encuentran alrededor de la comida y la bebida, de la risa y la inocencia, de las querencias y los saberes compartidos, de las cosas sencillas que nos colman y nos dan aire...
Bienvenido a Kamchatka Isaías Medina López, gracias por tus huellas!
Saludos desde la resistencia :-)