Integrados en la economía informal
por falta de oportunidades, vendedores ambulantes, músicos y trabajadoras
sexuales sufren la política de limpieza
de espacios públicos que realiza el gobierno por medio de operativos
policíacos, multas y reubicaciones… dos trabajadoras ambulantes defeñas
coinciden en que se arriesgan a trabajar en la calle por necesidad económica y
en denunciar la represión y los robos de los que son objeto por parte de las
fuerzas policiales encargadas de los operativos. En México aumenta la
población que se ocupa en el sector informal de la economía. Tres de cada diez
personas obtienen sus ingresos en actividades informales y, por ende, no tienen
acceso a un salario fijo ni a prestaciones de seguridad social, como atención
médica. Sin embargo, las personas que subsisten de este tipo de empleo son
borradas paulatinamente del mapa capitalino. Las plazas públicas más
representativas de la ciudad han visto desaparecer los tianguis, que en algunos
casos, han sido reinstalados en otros espacios. Laura tiene ocho años
trabajando vendiendo ropa en la calle; ella señala que hoy en día se
criminaliza a quien vende de manera ambulante, que el gobierno los reprime
mucho y que existen pocas salidas. Cuando hay operativo, nos arrebatan las
mercancía como si fuéramos delincuentes, y nos quieren llevar a la 50 (agencia
del ministerio público), cuando lo único que hacemos es trabajar de forma digna,
comenta. La mercancía decomisada es entregada 15 días después, previo pago de
una multa, pero siempre está incompleta, acusa Laura, madre soltera de cuatro
hijos. Tengo la necesidad de salir a torear, si no, no comemos, concluye la
vendedora. A Monserrat la retiraron de la zona del centro donde vendía en 2007.
Nos dijeron que nos quitarían de la calle por 15 días para descansar, y después de ese plazo nos dejarían instalarnos de
nuevo, cosa que no pasó, señala. Pago renta, luz, comida, tengo familia. No nos
dejan muchas alternativas para subsistir... La limpieza de las plazas públicas
más representativas de la capital tuvo su último capítulo en la Plaza Garibaldi,
también en el Centro Histórico del Distrito Federal, plaza famosa por ser un
espacio de convivencia con música en vivo y consumo de alcohol. El discurso
oficial es que se evitará la venta de alcohol adulterado, sin embargo, personas
que se dedicaban a la venta de flores, o los personajes más representativos de
la plaza, los mariachis, también sufren esta medida... algunos músicos señalan que ya no sacan ni la mitad de lo que ganaban hace unos
días. Días después del operativo, la plaza Garibaldi luce vacía, fría y
silenciosa, no hay gente conviviendo y el mariachi dejó la música para otra
ocasión.
Fuente: Desinformémonos
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