En un proceso inédito en el mundo, la petrolera
Chevron-Texaco es culpable de haber arrojado millones de toneladas de material
tóxico a la selva amazónica y debe pagar. 1972. El primer barril
de petróleo de la Amazonía ecuatoriana llegaba a Quito, donde era recibido con
todos los honores de un jefe de Estado. Cuarenta años después, la región desde
donde fue extraído el petróleo que llenó aquel barril es la más pobre de
Ecuador. Y la que presenta mayores índices de cáncer de todo el país. El aire huele a gasolina, la tierra
huele a gasolina, el agua huele a gasolina. Llegaron con helicópteros.
Todo
el mundo estaba asustado, en nuestra vida habíamos visto algo así, volando por
el aire, y nos escondimos en la selva. Era 1964. Texaco empezaba a levantar la infraestructura del
primer pozo. Fuimos caminando y vimos cinco hectáreas de bosque talado. Ellos
nos llamaron para que nos acercáramos allí. En aquellos años no hablaban una
palabra de castellano. Mucho menos de inglés. Les dieron tres platos, algo de
comida y cuatro cucharas. Ése fue el único pago que recibieron a cambio de
centenares de miles de hectáreas. Ni sabíamos qué era el petróleo. Los
derrames y los vertidos tóxicos terminaban fluyendo hacia el río que utilizaban
los cofanes para beber, para bañarse, para regar sus cultivos, donde bebían los
animales. Las enfermedades, para las que no tenían cura, diezmaban la
población, ponían al borde de la extinción sus costumbres, su lengua, sus
relatos y creencias. Nosotros nos sentíamos muy solos frente a esto. Pero
tenemos
que luchar más allá de todo eso, tenemos que enfrentar uniéndonos todos. A pesar de haber tantos conflictos, de no conocer
la cultura, de hablar otros idiomas, hicimos el Frente de Defensa de la
Amazonía. En Ecuador los juicios se ganan en las calles. Con
eso no contaba Texaco. Los medios de comunicación empezaron a hablar del juicio
del siglo. Es difícil imaginar un juicio más desigual. El 14 de febrero de
2011, la justicia ecuatoriana por fin emitió un fallo. Y lo repitió en enero de
2012: Chevron-Texaco era culpable. Pero los afectados no pensaban convertirse en
millonarios rodeados de contaminación y miseria… determinaron que el dinero no
se iba a repartir individualmente sino de forma colectiva. La mayoría de la indemnización servirá
para la reparación ambiental. El resto, para hospitales, escuelas, suministro
de agua potable y otras inversiones para el desarrollo de la región. Hasta hace pocos años
atrás, la gente en Ecuador y en el mundo pensaba que era imposible que un grupo
de indígenas, de campesinos, de gente pobre, de un país 'tercermundista' pueda
enfrentar a una empresa poderosa como Chevron. Estamos demostrando que es posible y
que se puede hacer, que es posible ir mucho más allá, que se pueden cambiar las
cosas, que no son intocables, que ellos no son invencibles.
Martín
Cúneo
Fuente:
Diagonal
Claro que es posible. Haciendo las cosas bien se obtienen resultados definitivos. Los que luchan todos los días son los imprescindibles. Los que se oponen, por ignorancia, pueden retrasar los cambios pero no evitarlos eternamente. Estoy convencido de ello y me da mucho ánimo.
ResponderEliminarO como aprendí en una experiencia de acción comunitaria: lo consiguieron porque, cuando lo intentaron, no sabían que era imposible... Que sigan los ánimos en marcha! Gracias Xurxo
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