Es como criar a un hijo, dijo Ramadan, sonriendo
bajo la malla metálica que protege al pequeño invernadero instalado en el techo
de su edificio de apartamentos. Tomates, pepinos, berenjenas, judías y otros
vegetales cuelgan de decenas de plantas cultivadas en cuatro filas de tubos. Sobre
estos tubos, otros caños más pequeños y con agujeros irrigan ese original
jardín dos veces al día, que es cuidado por Ramadan, su esposo y sus cuatro
hijos. Me siento más fuerte, dijo Ramadán. Cultivo algo y lo como de mi propio
trabajo. Contribuyo con mi familia, y eso genera un buen sentimiento. Este
proyecto familiar ha inspirado también a algunos de sus vecinos. Hoy, once
familias administran invernaderos similares en los techos de sus casas en el
campamento para refugiados de Dheisheh, cerca de la sureña ciudad cisjordana de
Belén. La idea también se propaga a otros lugares: ya fue instalado un
invernadero en el cercano campamento de Aida, y hay más planeados en otros
sitios. El proyecto fue iniciado a comienzos de este año por Karama, una
asociación local palestina con sede en Dheisheh que ofrece programas educativos
y de capacitación a jóvenes y mujeres. También tiene el objetivo específico de
hacer que las mujeres palestinas se sintieran más independientes e involucradas
en el sustento de sus familias. Estamos tratando de apoyarlos de alguna manera
y hacer que no se sientan mendigos. Alaa Tartir, coautor del informe
"Farming Palestine for Freedom" (Cultivando Palestina para la
libertad), sostuvo que la agricultura podía ayudar a los palestinos a lograr
una economía más sostenible y autosuficiente, lo que llevará a la seguridad
alimentaria. La agricultura siempre hace una conexión, un lazo entre los
palestinos su tierra. Eso va conectado con la cuestión más general de la lucha
y con otra aun mayor, la de la identidad, lo que significa ser palestino. Para
Asmahan Ramadan, cuya familia poseía tierra y se dedicaba a la agricultura
tradicional en su aldea de Zakaria, cerca de Jerusalén, la experiencia de
cultivar en el techo la hizo sentir más ligada con su pasado. Me conecta con la
tierra. Mi familia estaba formada por agricultores, y por tanto he regresado a
mis raíces, dijo Ramadan, quien nació en el campamento de Dheisheh. Me da la
sensación de que estoy sentada sobre un gran campo. Este es mi campo.
Fuente: Palestina Libre
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