Observando los movimientos del
2011 puede verse cómo han desarrollado una temporalidad específica. Estos
movimientos muestran características nuevas, tanto en la definición de la
temporalidad como en la determinación la propia colocación espacial. Surge la
hipótesis de que “una ontología dinámica del ser social” pueda proponerse de
forma original y radical. Lo que es interesante y nuevo en estas luchas no es
su lentitud o velocidad, sino más bien la autonomía política con la que
gestionan la propia temporalidad. Esto indica una enorme diferencia con los
ritmos rígidos o histéricos de los movimientos alter-globales, que seguían los meetings
de las cumbres gobernativas de principios de este siglo. La temporalidad es
veloz o lenta, en la medida de la intensidad viral de comunicación de las ideas
y de los deseos que, en cada caso, establecen síntesis singulares… las
decisiones constituyentes de las acampadas se toman a través de construcciones
complejas y negociaciones de conocimientos. No hay ningún líder o comité
central que decida. El método deviene esencial, como lo es el discurso
programático. Las luchas del 2011 han tenido lugar en sitios muy diversos y sus
protagonistas tienen formas de vida muy diferentes… las prácticas, las
estrategias y los objetivos, siendo diferentes, han sido capaces de conectarse
y de combinar diversas luchas plurales en un proyecto singular, de crear un
terreno común. El nexo de unión puede ser inicialmente lingüístico, cooperativo
y basado en la red. Pero este lenguaje común se propaga rápidamente a través de
procesos de decisión horizontales, lo que requiere una autonomía temporal. Esto
comienza a menudo por pequeñas comunidades o barrios. Un verdadero pluralismo
de las luchas emerge desde tradiciones diferentes y expresa diferentes
objetivos combinados en una lógica federativa y cooperativa –a fin de crear un
modelo de democracia constituyente en el que las diferencias sean capaces de
interactuar y de construir nuevas instituciones –como decía Spinoza, desde
abajo pero con gran potencia efectiva. Contra el capital global, contra la
dictadura de las finanzas, contra los biopoderes que destruyen la tierra, y por
un acceso libre y la autogestión del común. La próxima fase de los
movimientos consistirá entonces no solo en vivir nuevas relaciones humanas,
sino en participar desde abajo en la construcción de nuevas instituciones. Si
hasta ahora habíamos construido la “política de la pluralidad” ahora debemos
poner en marcha la “máquina ontológica” de la pluralidad misma.
Fuente: Rebelión
Imagen: pedagogía marxista
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