Firme defensora y promotora de los derechos de las mujeres, así
como del papel que ha desempeñado la mujer en la construcción del proceso
revolucionario venezolano. Para Gioconda Mota Gutiérrez, si bien la lucha de la mujer está
llena de impedimentos y problemas, tanto en cualquier parte del planeta como en
el marco de la revolución bolivariana, no es menos cierto que los procesos de
diálogo y construcción comunitaria que se están llevando a cabo permiten ir
poniendo en marcha unas políticas públicas de igualdad y de inclusión, así como
las correspondientes implementaciones legislativas y judiciales, que afectan
muy positivamente a los sectores excluidos. Pobres, mujeres o indígenas
empiezan a encontrar espacios de integración y posibilidad de accionar
mecanismos para proponer y reivindicar necesidades específicas con las que
iniciar procesos encaminados a la reconstrucción de sus vidas. El feminismo
revolucionario de Gioconda supera la rigidez de los discursos políticos
ortodoxos y, con el fin de empoderar realmente al pueblo, vuelve su mirada
afectuosa a los procesos populares, para escuchar sus propuestas y reivindicaciones,
para ahondar en su sabiduría. Para Gioconda, el pueblo venezolano acepta el
liderazgo personal, pero sólo en la medida en que opera al servicio de un
beneficioso proceso de transformación social, popular y colectivo; aúna iconos
-objetos del amor, nacidos del corazón- con reflexiones políticas -teorías,
autores-; y en definitiva, relaciona y sintoniza el espontáneo universo de los
sentimientos con el resultado de las conquistas políticas. Decía Alain Touraine
que el feminismo es la mayor revolución puesta en marcha en la Historia de la
Humanidad. Y la más hermosa, dice Gioconda. Ciertamente, sólo desde una
perspectiva feminista y revolucionaria, en oposición al binomio
capitalismo-patriarcado, orientando la actividad política a procesos populares
absolutamente equitativos y horizontales, podremos implementar la
reivindicación del amor como fenómeno de progreso colectivo. El amor deviene,
entonces, en potente herramienta antiautoritaria y de construcción política al
servicio de la población. Desde la facultad de sentir afectivamente, de
identificarnos y vincularnos con las demás personas, de confiar y
sensibilizarnos, de admirar y compartir, de crear lazos éticos y solidarios, de
establecer relaciones fundamentadas en la libertad mutua o de concatenar los
procesos vitales (gestación, crianza, cuidados, dedicación a las personas)
podemos avanzar hacia la exigencia y consecución de la plena y efectiva
igualdad… [En palabras de Ernesto Che Guevara] la auténtica
revolución tiene su base en el amor.
Fuente : Rebelión
Imagen:
Género con clase
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