William
Kamkwamba vivía con sus padres en Masitala, una pequeña aldea a 2 horas en
camioneta de la capital de Malawi con 50 chozas de adobe, sin agua corriente ni
luz, y todas sumidas en la más absoluta pobreza. Hasta que el chico de catorce años, que había
abandonado la escuela por falta de pago, decidió hacer de su ingenio su
porvenir y erigió con sus propias manos y basura reciclada un pequeño molino de
viento que cambiaría su aldea para siempre… Malawi, con 13 millones de
habitantes, la mayoría rozando la extrema pobreza, tiene una tasa del 14% de
infección por VIH y una esperanza de vida cercana a los 43 años. El problema
fundamental del país es la necesidad de importar, casi en su totalidad, todos
los bienes y energías de consumo, dispensando al país una deuda externa
progresiva que le impide crecer y desarrollarse para salir de su condición de
extrema pobreza. En 2001 la hambruna se agudizó en todo el país. Compartía
choza con 6 hermanas y sus progenitores. Ayudando en las tareas de cultivo de
tabaco y en cualquier chapuza que generase ingresos a la familia. Sin luz ni
agua corriente, las prohibitivas candelas de parafina iluminaban su hogar al
caer el sol día tras día; cuando los recursos eran suficientes para abastecerse
de ellas en el economato que estaba a 8 kilómetros de distancia. A pesar de no
estar escolarizado, William no carecía de ingenio y ganas de aprender sometido,
desde que tenía uso de razón, por el instinto de supervivencia. Abandonó la
escuela pero devoraba las revistas y los viejos y carcomidos libros que alguna ong depositaba en el club social de la aldea. A sus manos llegó un ejemplar de
una publicación educativa de ciencia que explicaba como convertir el viento en
electricidad. Manos a la obra. Con una vieja bicicleta, el ventilador de un
tractor abandonado, gomas, madera de eucalyptus y los desechos de agricultores
vecinos comenzó a construir el primer aero-generador particular de todo el país. Sin
saberlo, el bueno de William estaba levantando, no sólo un molino de viento que
ayudaría a abastecer de energía a su aldea, sino las bases para la mejora de la
deteriorada conciencia auto-suministradora de sus deprimidos compatriotas. En
apenas unas semanas el generador del molino estaba funcionando. Fue el primero
de una serie de molinos que William construyó por toda el pueblo.
Fuente: ecocosas
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