Y juro:
Que
he de hacer un pañuelo de pestañas,
donde
grabar poemas a tus ojos,
y
escribir una frase
más
dulce que la miel y que los besos:
“¡Que
Palestina era… Y sigue siendo!”
Palestina
de ojos y tatuajes.
Palestina
de nombre.
Palestina
de sueños y de penas.
Palestina
de pies, de cuerpo y de pañuelo.
Palestina
en palabras y en silencio.
Palestina
de voz.
Palestina
de muerte y nacimiento.
Te
llevé, como fuego de mis versos,
En
mis viejas carpetas.
Te
llevé de alimento en mis viajes.
Y te
llamé gritando por los valles.
Imagen: Palestina Libre