Quienes se preguntan qué ha
pasado con el movimiento 15M, o incluso si sigue vivo, quizás ignoren que el
15M ya no es un movimiento social sino una actitud. Abierta, escalable y en
continua actualización. El 15M son conductas distribuidas en red, que se
propagan a través de múltiples canales, un complejo rizoma de gestos
conectados. De esa constelación de comportamientos emerge una forma de estar en
el mundo que mezcla indignación e ilusión a partes iguales. Sin la primera,
todo quedaría en ingenua mansedumbre; sin la segunda, en amargura
autodestructiva. El espíritu 15M no es nuevo, pero sí lo son las ópticas que
hoy lo amplifican, y las tecnologías sociales que gestionan su personalidad
heterogénea, multi-identitaria, acéfala, horizontal. El 15M no inventó nada
–todos sus argumentos le precedían- pero, atento y sensible a su tiempo, sacó a
la luz una urdimbre de afinidades y descontentos que ya no podrá ser ignorada.
Su fuerza reside en que no nació como parte de un plan trazado sino que
aconteció de forma espontánea. Y sigue sucediendo a diario en un
amplísimo abanico de escalas y a través de un catálogo infinito de ademanes.
Con ellos, una multitud creciente de ciudadanos en todo el mundo plantan cara a
una realidad extorsionada tanto por los poderes económicos como por las masas
alienadas que los alimentan. El espíritu 15M ha calado fuerte en casi todas las
parcelas de la sociedad, y gracias a él se ponen continuamente en marcha
iniciativas que enseguida se interconectan y expanden por las redes sociales.
Muchas de ellas ya existían antes, otras se estaban pergeñando, algunas
permanecían latentes. Pero todas recibieron del 15M el empujón de consenso que
necesitaban. Cooperativas de empleo, bancos de tiempo, economías alternativas,
plataformas contra los abusos de poder, la opacidad informativa o la
mercantilización de las conquistas sociales, entornos de crowdfunding, nuevos
ámbitos autogestionados de aprendizaje y educación, empresas del procomún,
reactivación vecinal de espacios públicos, huertos urbanos colaborativos,
laboratorios de auto-fabricación. Brotes de una nueva ciudadanía, más generosa
y comprometida, que asume su responsabilidad en la reinvención de lo político y
de su ámbito, la ciudad. El 15M ya se ha
entreverado –silenciosa, cotidianamente- en los lomos de la sociedad. No hay
quien lo pare. Es un estado mental.
Fuente: fronterad
Imagen: Kandinsky
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