Cuenta mi padre que, en su infancia de posguerra, tenía un juego con
sus amigos cuando pasaban delante de una pastelería: ser el primero en decir
“me lo pido” sobre el mejor pastel del escaparate. Dice que aún recuerda esa
sensación de consuelo cuando conseguía adelantarse y pedir el croissant con más
chocolate, la porción de tarta más grande o el bollo con más crema. Ese
inocente “me lo pido” era como ganarle un bocado a la miseria.
"Rellenamos el cráter de las bombas... y de nuevo sembramos... y de nuevo cantamos... porque la vida jamás se declara vencida" (poema anónimo vietnamita)
sábado, 26 de diciembre de 2015
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sábado, 28 de noviembre de 2015
el amor armado...
Te mentiría si te dijera que fui consciente entonces de lo que vendría
después […] Y había sin embargo algo trascendental, vital, que me anunciaba que
iba a dar un paso definitivo. Solo ahora me doy cuenta de hasta qué punto lo
fue y cómo, más allá de marcar mi vida, la transformó definitivamente. Todo lo
que soy ni seré nunca se explica por este viaje inacabado.
Esa ha sido mi vida, una mezcla constante de sentimientos, apasionados
las más de las veces… No estuvo mal descubrir lo bien que se siente uno siendo
útil y viviendo la aventura más allá de lo soñado. Eso sí, te lo confieso, volví
herido de mi última batalla. Y aún estoy llorando a mis muertos y lamiendo mis
heridas. Es difícil mantener el amor en la batalla… Y ahora, con una cierta
distancia temporal y física del horror vivido, Bosnia me arrastra y me lastima,
y me cuesta evitar hablarte desde mis heridas no cicatrizadas, abiertas y
sangrantes.
Estoy seguro de encontrarte en cualquier esquina,
aportando tu energía y en el mismo inmenso bando,
el bando del amor armado.
el bando del amor armado.
(de “El amor armado”)
Imagen: Carey Nash
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domingo, 18 de octubre de 2015
espumas...
No estaré nunca más en los cafés amados,
ni buscaré tu sombra en las húmedas calles,
ni podrás encontrarme al final de la noche.
Allá donde la vida empezaba contigo.
El mundo será ese lugar para el recuerdo,
el destino que nunca viviste a mi costado,
la palabra perdida, el espacio vacío
donde buscar el nombre sin nombre de las cosas.
Y si tú aparecieras cuando el dolor te hiere,
cuando tiene la noche la soledad perdida
y baila en las paredes el agua derramada,
te estaré yo esperando con mis manos de arena.
Para saber entonces que los días más negros
siempre guardan el hueco de tu piel y tu boca.
En las playas del mundo estaré como espuma,
esa espuma que fuimos. La espuma de los cuerpos.
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Rodolfo Serrano
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