Tiene 49 años aunque, por lo
vivido, bien pudiera tenerlos todos. Todos son también los años que lleva
vinculada a la caña de azúcar. Alfamir Castillo es hija de cortero de caña. Y
esposa de cortero de caña. Y hermana de corteros de caña. Y el 90 por ciento
del municipio donde vive (Pradera) depende de la caña. Y es la presidenta del
comité Mujeres de Corteros de Caña. Y es que, la vida de Alfamir Castillo no se
entendería sin la caña de azúcar. Mi día a día es mucho más duro que el de una
mujer que no esté relacionada con la caña. Ellas no se levantan a las tres de
la mañana. Nosotras lo hacemos para preparar la comida de nuestros compañeros y
no nos acostamos, seguimos con nuestras tareas. La situación de la mujer
colombiana ha empeorado. Los horarios se ampliado y los salarios se han
mantenido o incluso han bajado con respecto al nivel de vida. El deterioro del
pago del corte de caña es enorme. Antes un trabajador de caña podía ir a
recrearse con su familia. Ahora no se puede hacer, primero, porque no hay plata
y, segundo, porque no hay tiempo. Después está el no reconocimiento a las
familiares de corteros, cuando en realidad la mujer está todo el día afectada
por el corte de caña. El trabajo directo de las mujeres es la excepción. Y las
pocas que hay son mujeres invisibilizadas. No cortan caña como lo hacen los
hombres pero sí cortan la semilla y la siembran. Incluso nuestros compañeros
nos dicen que es más duro cortar la semilla que cortar caña larga. Una mujer
que se dedique a cortar o a sembrar semillas no llega al mínimo mensual
mientras que un hombre sí suele llegar. Sólo por el hecho de ser mujeres
nuestro trabajo está peor remunerado. El 8 de septiembre de 2008 el sector de corteros de
caña decidió parar. No era la primera vez pero sí fue la más duradera. Y la
ocasión en la que las mujeres decidieron levantar la voz… Ninguna
nos imaginábamos que el paro iba a durar cerca de tres meses. Muchas de
nosotras decidimos sacar una carta, pues se oían muchos rumores que no eran
ciertos con respecto a los trabajadores, nuestros esposos, hermanos y padres.
Se decía que no querían trabajar, que pedían mucho, que exigían cosas
imposibles… decidimos que teníamos que decir a la gente por qué realmente
estaban en paro y lo que pedían. Fuimos nosotras porque ellos estaban en los
ingenios bloqueando las diferentes entradas, para que ni entraran ni salieran
mulas con caña. No les quedaba tiempo de hacer otra cosa. Y considerábamos que
nosotras podíamos tomar la iniciativa. En las casas se estaba viviendo
necesidad de comida. Era la primera vez que las mujeres salían al frente y
causó mucha sorpresa. Estábamos invisibilizadas y decidimos hacernos ver.
Fuente: Revista Pueblos
Imagen: Oscar Paciencia
No hay comentarios:
Publicar un comentario