Aquí estoy, con vosotros,
fuertes como las rocas de nuestros montes,
y aquí estáis vosotros,
dulces como las flores de nuestra tierra.
¿Cómo van a aplastarme las heridas?
¿Cómo podrá aplastarme la desesperación?
¿Cómo voy a llorar ante vosotros?
Juro, a partir de hoy, no llorar.
Ya no puede pararse la marea,
la pasión y la ira;
ya no puede caer en nuestras frentes,
sin luchar, el cansancio;
ni quedaremos quietos,
hasta haber expulsado a fantasmas y sombras.
¡Amadísimos míos!... ¡Candiles de la noche!
¡Hermanos en la herida!
¡Oh, semilla del trigo,
levadura secreta!
fuertes como las rocas de nuestros montes,
y aquí estáis vosotros,
dulces como las flores de nuestra tierra.
¿Cómo van a aplastarme las heridas?
¿Cómo podrá aplastarme la desesperación?
¿Cómo voy a llorar ante vosotros?
Juro, a partir de hoy, no llorar.
Ya no puede pararse la marea,
la pasión y la ira;
ya no puede caer en nuestras frentes,
sin luchar, el cansancio;
ni quedaremos quietos,
hasta haber expulsado a fantasmas y sombras.
¡Amadísimos míos!... ¡Candiles de la noche!
¡Hermanos en la herida!
¡Oh, semilla del trigo,
levadura secreta!
Yo ando vuestros caminos,
y heme aquí, ante vosotros.
Junto y lavo las lágrimas de ayer,
y me planto, lo mismo que vosotros, en mi tierra y mi
patria.
Lo mismo que vosotros, voy sembrando mis ojos
en la senda del sol y de la luz.
y heme aquí, ante vosotros.
Junto y lavo las lágrimas de ayer,
y me planto, lo mismo que vosotros, en mi tierra y mi
patria.
Lo mismo que vosotros, voy sembrando mis ojos
en la senda del sol y de la luz.
“No lloraré”, de Fadwa Tuqán
Fuente: Relatos y poemas palestinos
recopilación de C. Mª Thomas
Imagen: atitlanecologico
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